Fraude tras fraude
En la misma semana en que las autoridades estadounidenses han puesto en venta la colección de vinos del falsificador más famoso de la historia, un nuevo escandalo ha estallado en Hong Kong. Son impresionantes los efectos colaterales que está teniendo el negocio ilícito de vinos falsos en el mundo vitivinícola. En China, por ejemplo, circulan tantas botellas de Chateau Lafite Rothschild falseadas , que ya no lo quiera nadie.
A Rudy Kurniawan le cayeron diez años de cárcel por la venta de $130 millones de vino falso. Fabricaba sólo los mejores: rellenaba botellas vacías con vino californiano, falsificaba etiquetas y corchos y transformaba vinos de $100 en ‘joyas’ francesas de $1.000. Entre 2004 y 2012, dicen, Kurniawan fabricó 12,000 vinos falsos.
Ahora su bodega personal de 4.700 vinos está en venta en una subasta judicial online, pero ¿cómo sabe el comprador si el vino que compra es autentico o falsificado? Las autoridades estadounidenses no ofrecen garantías, así que la mejor estrategia es evitar los caldos bordeleses como Cheval Blanc, Petrus, Lafite, Latour y Mouton Rothschild, que, por su valor, fueron los predilectos del defraudador. Hasta ahora los más vendidos han sido los de segundo plano.
Kurniawan fue atrapado finalmente por el fallo de ofrecer un vino prestigioso de una añada inexistente – el riesgo profesional de la labor del falsificador.
El mes pasado una casa de subastas celebró su primera subasta en Hong. La joya en la corona, literalmente, era una colección de vinos procedente de la bodega de una familia aristócrata sueca ‘ligado estrechamente con la realeza sueca.’ Algunos de los vinos ‘habían sido regalados al aristócrata por el rey sueco.’ Había botellas de Cheval Blanc de 1937, 1945 y 1947, ‘adquiridas directamente del Chateaux.’ Nadie daba credibilidad a este cuento, y pocas horas antes de la subasta, el lote estrella, cuya procedencia no se había podido acreditar, fue retirado, con el consiguiente daño colateral para la empresa, que difícilmente se recuperara.