Cata y Perjuicios
Los críticos de vino lo tienen cada día más difícil, y no me refiero sólo a los grandes como Robinson, Tanzer, Peñín, Galloni y Gutierrez, (Parker ya es historia). Es sabido que la mayoría de los ‘expertos’ no son capaces de distinguir entre un vino y otro en catas ciegas, y en catas a la vista cientos de pruebas demuestran que cuando el mismo vino es servido en distintas botellas, la presentación superior recibe mejor valoración. Están surgiendo incesantemente técnicos cuyas averiguaciones sistemáticas confirman estos argumentos.
Eric Asimov, prestigioso crítico del New York Times, se declara enemigo de las catas profesionales, las puntuaciones sobre catas, y descripciones como ‘frutas del bosque’, ‘chocolate’, o ‘tabaco.’ Robert Hodgson, oceanógrafo convertido en bodeguero, ha logrado mostrar que clasificar vinos competentemente a través de catas ciegas es inviable, y abierto a todos tipos de abusos de parte de los catadores, casi siempre incapaces de identificar el mismo vino presentado dos veces. Frédéric Brochet, profesor en la Universidad de Burdeos, afirma que la mayoría de los expertos no pueden distinguir un gran vino de uno normal. Otros ‘…… prueban un vino de calidad buscan[do] sus virtudes, pero ante uno barato, buscan sus defectos’.
A través de 6.000 catas ciegas, el investigador Robin Goldstein ha mostrado que la mayoría de los catadores no puede discriminar entre vinos buenos y vinos corrientes. ‘Los más expertos sólo muestran una ligera capacidad para distinguirlos,’ sentencia. Hilke Plassmann (INSEAD) y Bernd Weber (Universidad de Bonn) acaban de comprobar con escáneres que los vinos caros ejercen un efecto placebo sobre el catador que influye su decisión inconscientemente. Otro estudio llevado a cabo por Antonio Rangel, director del laboratorio de Neuroeconomía Rangel del Instituto de Tecnología de California, en Pasadena (Los Ángeles), concluye también que un precio elevado de una botella de vino influye incontrovertiblemente.
El bodeguero francés Frédéric Brochet reunió a 56 expertos que probaran dos vinos de burdeos. En realidad era el mismo vino con presentaciones distintas. Sólo dos de los eruditos sospechaba que era el mismo vino. Brochet declara que ninguna botella de vino cuesta más de 15 euros de producción, y el resto del precio es debido a mito y marketing. ‘Son los propios catadores los que crean las diferencias entre los vinos. Así que tenemos que confiar en nosotros mismos, es decir en nuestro gusto’. En opinión del químico enólogo, consultor y catador Juan Manuel Gonzalvo, ‘Los sentidos (vista, olfato, gusto y tacto) ….. son diferentes en cada persona y tienen distinta sensibilidad.’ Concede que los profesionales puedan dejarse llevar por el prestigio de una marca, y insiste en que un auténtico experto debe diferenciarse en la cata: ‘La única forma de hacer algo realmente objetivo al cien por cien es no ver la etiqueta hasta después de catar el vino concienzudamente’.
Cosa que, en mi experiencia, no ocurre nunca.
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Comments
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CZ diciembre 10, 19:05¿Muy acertado! Hace falta que alguien diga esto. Buen articulo.