
CATAS OLÍMPICAS
AJ Linn
En las cuatro primeras décadas de los Juegos Olímpicos, la literatura, la arquitectura, la pintura y la música fueron protagonistas obligatorias. Cuando en los Juegos de Estocolmo de 1912 el estadounidense Walter Winans ganó su segundo medalla de oro, no fue en tiro como en 1908, sino por su escultura.
Es el sueño de cualquiera que practique un deporte minoritario ver su disciplina favorita glorificada en los Juegos. Béisbol y cricket son candidatos para Tokio 2020, y por exótico que suene también ajedrez, trampolín, hula hoop, pogo stick y pole dancing.
La lógica conclusión no puede ser otra que para el Comité Olímpico todo vale. ¿Y por qué no las catas de vino? Si la modalidad aún no puede presumir de deporte-espectáculo, está en camino. Una importante cata organizada por la revista La Revue du Vin de France en Burdeos el mes pasado, servirá como modelo para las futuras ‘catas olímpicas’: 24 equipos de países tan dispares como China, Zimbabue, Méjico, Suecia y Líbano.
Fue una lucha de titanes: catar a ciegas 12 vinos, e identificar la variedad de uva, país productor y región, cosecha y bodega. Los franceses, contra todo pronóstico, fracasaron olímpicamente, ganando sólo 75 puntos. Suecia venció con 115 puntos, e Inglaterra alcanzó la plata con 107. Luxemburgo, Finlandia y Polonia superaron a los ‘invencibles’ galos, (perdidos frente a los vinos de Méjico, Líbano, Sudáfrica, etc.) France Presse comentó que los países productores de vino, incluso España, ganadora de la edición de 2015, fueron los peores, ‘como si no probaran vinos de otros países…’ ¿Sombras del Juicio de Paris?
China, ganador absoluto del año pasado, esta vez quedó novena, y Zimbabue la 23. Aquí, hay material para lanzar uno evento olímpicos potencialmente apasionante. Al tiempo….