Spaghetti a la Amatriciana, tributo a Amatrice
Amatrice es una localidad italiana de 2.650 habitantes, perteneciente a la la región del Lacio y que hasta hace una semana era famosa por su salsa «Amatriciana» sin embargo después del devastador terremoto del 24 de agosto, la reconocemos como el pueblo donde se paró la vida a las tres y media de la madrugada por un terremoto de magnitud 6.
Hoy mi receta va en honor a este pueblo que supo hacer de una tradición gastronómica un sello de denominación de origen y por eso mi granito de arena, para las víctimas, heridos y familiares que están pasando por duros momentos.
Esta receta me la ha dado Ida, una amiga italiana (romana) que cocina estupendamente y que me ha enseñado los secretos de esta salsa. No pensé que de una invitación a casa para comer mi lasagna casera saliera otra invitación para que ella nos cocinara esta salsa a la Amatricina, que tanto me gustaba. Al día siguiente, fue la encargada de preparar la cena, ya podéis imaginar lo que cenamos… ¡ unos maravillosos Spaghetti Amatriciana!
Ida conocía en persona al famoso restaurador del Hotel Roma de Amatrice y me ha contado que esta salsa se remonta a los años de posguerra, cuando los pastores o trabajores el campo salían temprano por la mañana a trabajar y no podía llevar mucho más que un pedazo de carrillada del cerdo (guanciale) y un poco de queso pecorino.
INGREDIENTES:
250grs de Carrilada de cerdo. Se puede cambiar por panceta, pero os recomiendo que busqueís el Guanciale. La empresa La Contadina vende el Guaciale
250 grs de queso pecorino romano
2 guindillas (peperoncino)
Vino verdejo de mesa
2 latas de tomate pelados y troceados
Aceite oliva virgen
PREPARACIÓN:
Cortamos nuestro Guanciale o panceta (según lo que elijas al final para cocinar), en finas láminas. Lo echamos en una sartén con un poco de aceite y lo ponemos a fuego vivo. También se echan dos guindillas y un vaso de Verdejo de cocina, se debe dorar y quedar crujiente y cuando esté así, se retira y se reserva. Como veréis no ponemos sal, porque el guanciale es bastante salado y por eso mismo, no hace falta añadirla.
Entonces nos quedamos con la salsa que ha creado el vino (ya sin nuestro guanciale) y es entonces cuando se añaden las dos latas de tomate troceado y un par de guindillas más. Se deja unos diez minutos y al mismo tiempo se empieza a rallar el queso pecorino y se le echa, también, a la sartén.
En una olla estaremos calentando el agua y pondremos los spaghettis. Cuando estén hechos a nuestro gusto los sacaremos y los mezclaremos en la sartén donde ya están mezclado el queso y el guanciale y le daremos un minuto para que la pasta coja el sabor.
Espero que os guste esta receta y que la disfutéis con vuestra familia.