Invitación a la italiana
Cuando unos amigos italianos te invitan a casa a cenar… es mejor que vayas en ayunas de un par de días, porque doy fe de que estos italianos saben cómo acogerte y preparar una cena 5 estrellas.
Situemos primero esta historia. Hace un par de días que volví de Italia, más concretamente del pueblo de mi marido, mi parte contraria jijij, que es de la región de Le Marche, exactamente de un pueblo maravilloso que se llama Matelica.
Con menos de 10.000 habitantes y en la provincia de Macerata, este pueblo tiene el encanto salvaje de la naturaleza de montaña que me sobrecoge cada vez que voy pues mis ojos están acostumbrado al Mediterráneo cálido y su azul de casi verano perenne.
No vamos todo lo que quisiéramos, pero cada vez que podemos viajamos a Matelica a pasar unos días con familia y amigos y el sábado pasado nuestros amigos Sabrina y Mauro nos invitaron a cenar.
Siempre he pensado que en España, en general, sabemos cocinar muy bien el pescado y los mariscos, pero el sábado en Italia me demostraron que ellos son mucho más que pasta, pizza y tiramisú.
En casa de estos amigos, comí mi marisco favorito, la cigala, pero de una forma tan rica que menos mal que estábamos en confianza porque casi acabo con una de las vasijas de barro.
Las cigalas estaban cocidas y aliñadas con una especie de “vinagreta” pero con muy poco vinagre, casi no había, y con un poquito de sal y un toque de hierbas aromáticas. En la vasija, donde estaban, había también verduras, como las que comes en crudité, pero eso sí eran de su huerto: zanahoria, pepino, hinojo… ¡Una verdadera delicia! La mezcla de cigala, verdura y ese toque suave apenas un detalle de la salsita fue una maravilla.
En otro plato estaban otras cigalas más pequeñitas y crudas; con una especie de “majadito” pero sin ajo y le rallaron tartufo negro. No os puedo transmitir lo bueno que estaba porque es del tipo de platos que hay que probar y del que nunca me olvidaré. ¡Combinación fantástica!
De segundo, yo ya casi ni podía seguir comiendo más, había preparado un lenguado con patatas, aceitunas, aderezado “A modo mio” o en español: “a mí manera” … así lo llamó Mauro, que fue el que se encargó de meter en el horno de leña semejante bandeja de pescado. Le dio su punto, tanto al pescado como a las patatas. Las imágenes y vídeo que adjunto dan testimonio.
Toda la comida fue regada con una de las especialidades de la tierra : el Verdicchio de Matelica, un “imprescindible” que si quieres probar te aconsejo que lo pidas a www.lacontadina.es, la mejor empresa de distribución de gastronomía Italia. 🙂
Como ya habéis comprobado en mi caso la procesión nunca va por dentro, lo que me gusta me gusta mucho y ¡no puedo disimular mi entusiasmo! … así que espero que os haya gustado esta crónica de fin de semana gastronómico a la italiana que tiene segunda parte… esta vez sí, con pasta casera, gnocchis caseros de escándalo en plena montaña marchigiana
Apresto!