SANGRE AZUL
El mundo gastronómico tiene su hierocracia. Indudablemente las carnes se sitúan a la cabeza con los vinos míticos, el caviar y el mejor foie. Y difícilmente el pescado disputa, sobre todo por la memoria reciente de haber sido un alimento de pobres que durante los años posguerra amortiguaba el hambre de pueblos costeras
Pero de ser un comestible sin probabilidades de agotarse, el pescado se ha convertido en objeto de polémica, y el mundo digital ha servido para fomentarlos. Leer en este periódico hace unos días que los padres de un colegio de Nerja han montado una campaña para eliminar la tilapia y la panga del menú del comedor demuestra una comprensión a millones de megas de lo que hubiera sido su reacción hace 20 años. Este pescado barato, importado de Vietnam, no sólo carece masivamente de cualquier valor nutricional, sino que proviene de aguas contaminadas y se nutren a base de restos de otros peces; (pienso en vacas locas, versión pescado). Lo sorprendente es que un alimento tan demostrablemente controvertible también se encuentra en cualquier supermercado, sin que nadie informe sobre su procedencia, forma de cria y posibles efectos nocivos..
Pasando por el salmón de criadero, con altísimo valor nutricional pero poco recomendable por consumo habitual debido a su contenido de hormonas artificiales, colorantes y contaminantes, llegamos al otro extremo de la red nutricional en cuestión del pescado. El mítico mercado de pescado Tsukiji, en Tokyo, tiene sus días contados por probable cambio de ubicación. Lo que es poco más que una serie de chozas de techos corrugados que ha crecido esporádicamente durante décadas, es el centro neurológico del negocio del mejor atún del mundo. Es aquí donde los atunes de la almadraba tarifeña terminan su largo viaje, con ofertas de 100.000 euros por ejemplos de 200 kilos, y donde los mejores restaurantes de Ginza se abastecen. Mil atunes son adjudicados a diario en cuestión de minutos antes de las cinco de la madrugada. Tampoco exento de polémica, en medio siglo ha caído en un 95% la población atlántica, mientras su contenido del peligroso mercurio ha crecido.